martes, 5 de mayo de 2015

Tendinitis de Aquiles

Tendinitis de Aquiles
 Algunos factores predisponentes:
Estudio del calzado, de la consistencia de la suela y del contrafuerte. Consideración de la superficie de entrenamiento y competición, sobre todo de su dureza y adherencia. Reflexión sobre los sistemas de entrenamiento, gestos técnicos, estiramientos incontrolados, ejercicios excesivos con pesas, etc. 
          Causas de origen sistémico, como reumatismos, procesos infecciosos, metabólicos y alteraciones musculares o neuromusculares. 
          Anatómicas. Desviación axial del talón, detección de un pie pronador, un pie cavo o plano, un talón varo o valgo, la presencia de un Haglund por desarrollo excesivo de la tuberosidad del calcáneo, etc
En los círculos médicos de atención al deporte se viene observando en los últimos tiempos un aumento exagerado de la patología que concierne al tendón de Aquiles. Esto se atribuye a la suma de factores causales nuevos que se añaden a los tradicionales, fundamentalmente por la llegada al mercado de una gran variedad de calzado que muchas veces está diseñado en función de la mejora deportiva y no del confort o la protección del deportista frente a la lesión. También concurren otros factores como el uso de superficies duras, los entrenamientos inadecuados y la falta de tiempo o paciencia cuando aparecen los primeros síntomas para abordar el problema en su comienzo y no cuando el daño es avanzado y difícil de solucionar. musculatura pierna posterior tendon aquiles

El Tendón de Aquiles es el tendón común que sirve para la inserción en el calcáneo de tres músculos, sóleo, gemelo interno y externo que constituyen el llamado tríceps sural. El sóleo es el más profundo; se origina en la parte alta de tibia y peroné cubriendo todo el plano profundo de la parte posterior de la pierna hasta unirse en su porción inferior a los gemelos que provienen, en su inserción proximal, de la parte posterior de los cóndilos femorales. Todo el conjunto muscular se une y sufre el tránsito a tendón de Aquiles que se inserta en la tuberosidad posterior del calcáneo.
  El conjunto está cubierto por una aponeurosis anterior que aporta la mayor parte de la irrigación sanguínea que nutre el tendón de Aquiles, con un punto débil, de menor irrigación, en un tramo entre dos y seis centímetros por encima del calcáneo.
  La función principal de este tronco muscular y su tendón es la flexión plantar del pie. También participa en la flexión de la rodilla.
  Es un tendón muy potente que soporta en carrera fuerzas de hasta 500 kgrs. y puede, por tanto, ser asiento de diversas lesiones en cuanto se modifican las condiciones de contracción, el eje de tracción o sufre traumatismos por compresión directa en pleno funcionamiento.
  Causas
  Cambios en la altura del tacón. Si en la vida normal se calzan zapatos de tacón alto y en la práctica deportiva se eliminan, el tendón sufre una tracción desacostumbrada en condiciones de esfuerzo, provocando su irritación.
   Compensación de un arco plantar doloroso. El deportista fuerza la tracción del Aquiles al modificar el apoyo plantar para evitar el dolor del arco.
  Las desviaciones axiales del tobillo como el pie cavo-varo obligan a una dirección de tracción que fuerza más unas fibras, en este caso las de inserción externa, que otras.
  La hiperpronación por una talonera muy blanda.
  La marcha y carrera en cuestas hacia arriba estiran continuamente el tendón forzando sus límites de elasticidad.
   La presión directa sobre el tendón como ocurre con el calzado de contrafuerte rígido o con las botas de esquí si están muy ceñidas.
  Clínica
  El dolor es el signo principal. El paciente describe un dolor insidioso por la mañana, al levantarse y dar los primeros pasos, que desaparece total o parcialmente con la marcha y que vuelve con mayor intensidad durante y después de la actividad física. Conforme pasa el tiempo, el dolor se hace más constante, incluso permanente, impidiendo la práctica deportiva.
  La palpación es dolorosa. Se recorre pinzando con dos dedos el tendón en todo su recorrido, buscando el punto más doloroso y la presencia de nódulos que lo engrosen. Se puede completar repitiéndola mientras el paciente realiza movimientos de contracción muscular y de flexo-extensión del pie.
  Diagnóstico
  Se deduce por los datos del interrogatorio y exploración y por el resultado de las pruebas complementarias que actualmente se han reducido a dos: la ecografía y la Resonancia Magnética. La ecografía es el método más rápido, sencillo y barato, de gran fiabilidad si lo realiza un experto. La Resonancia es definitiva; permite una visualización en detalle del entramado del tendón, de su inserción y de las lesiones acompañantes y es un dato muy fiable para planear el tratamiento, incluyendo la técnica quirúrgica, cuando se debe recurrir a las formas de tratamiento más expeditivo.



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